sábado, 10 de mayo de 2014

Él era un científico y yo no tuve razón de ello sino muchos años más tarde.

Él apenas había cursado hasta el quinto de primaria,
Él, vivió su niñez en tiempos de guerra
La del Chaco era una noticia que tronaba en su mente
Y cotidianamente a sus cortos 7 años lo sentía
En la angustia manifestada de las personas grandes.

La de la segunda guerra mundial se asomaba
Con estruendo aún más ruidoso
Eran tiempos de los Hochschild, Patiño y Aramayo
Famosos barones del estaño, que hicieron y deshicieron
A gusto y antojo y por turno colocando y sacando
Presidentes ya sea en democracia o en dictadura.

Los intereses mundiales ya se manifestaban
Unos ligados a los alemanes y otros a los ingleses
Países pretendientes a ser dueños del mundo
Los Yanquis aún no contaban en su supremacía
Y así pusieron su impronta cada uno y a su turno.

Eran tiempos en que apenas se salía de la luz de la vela
Para adoptar los tiempos modernos a través de la electricidad
Las minas del Potosí salían de sus socavones del combo
A modernas perforadoras generadas con motores
Los tiempos de guerra exigían masiva producción.

Vinieron primero los alemanes con su tecnología
En su intención de asegurarse la materia prima
Y prontamente capacitaron a adolescentes
Sin importar su nivel de estudio
Tan solo consideraban su interés y empeño
Él fue el primero en inscribirse
Convirtiéndose en alumno aventajado

Vinieron posteriormente los ingleses
Con nueva tecnología y organización laboral
Y él prosiguió en la asimilación de la electricidad
Sin vacuas distracciones políticas
Tan solo con la intención de aprender y entender

Vino un motor con sus respectivos caballos de fuerza
Y vinieron otros muchos más con mayor o menor fuerza
Él habido, los desmembraba y desentrañaba
En la intención de conocerlo y arreglarlos
A mayores desperfectos mejor conocimiento

Él tenía que conocer la fuerza necesaria que requería
Un motor capaz de transportar andariveles
Con mayor capacidad de carga y largos trayectos
Que los teleféricos tan pomposamente inaugurados
En la ciudad de La Paz, ya que estos eran usuales
Entre los cerros del Potosí de ese entonces.

Vino la revolución nacional del 52 la misma que se acento
En la capacidad tecnológica heredada de los barones
Jamás pudiendo reponerlas sino tan solo usufructuar
Hasta llevar a la hecatombe al monstruo tecnológico
Instalado gracias a la segunda guerra mundial
Como él siempre lo reconocía, añorando a sus tutores

A falta de tutores buenos fueron los libros
Se muñó de varios de ellos y en idioma ingles
Idioma este que jamás lo aprendió
Pero su forma intuitiva de saber las cosas
Le develaban lo escrito a través de gráficas
Circuitos y números a fin de precisar la solución

Con compas y munido de colores
Diseñaba uno a uno sus resoluciones
Motores para autos, motores para industrias
Motores generadores de electricidad
De potencias de variados requerimientos

Que tarde entendí el valor absoluto del encendido y apagado
Que mi padre me enseñaba en las instalaciones eléctricas
A fin de que no se crucen los cables y generen cortos circuitos
Entendí la lógica de manera natural sin previo estudio
Y al parecer mío por su naturalidad lo desdeñe
Él mismo tuvo pupilos asombrados
Venidos desde la universidad técnica de Oruro
Dispuestos a entender lo que en teoría no entendían

Él vino desde las penumbras
Alumbradas tan solo por una vela
Al dominio de la electricidad
Asomándose en el uso doméstico de lo digital
Él mismo fue consumidor de lo digital
En el goce placentero de contar
En su propio cuarto y dormitorio
De un televisor y un reproductor digital
Que una y otra vez le hacían degustar
sus películas preferidas
Quizá él no comprendió como yo comprendí tardíamente
Que él era un científico de la electricidad
Que sistematizo en la práctica el rudimento de lo digital
El 0 ó 1, el apagado ó encendido, el OFF ó ON
Tan básicos de lo digital a través del mínimo bit
Tan usualmente usados hoy en día
Que nos inunda cotidianamente y continuamente
Esta era digital que nos invade y esclaviza
Fue dominado por él, sistematizado por él

Él fue un verdadero científico.

A mi querido papá Luis Chumacero Mendoza QEPD, en recuerdo a su día de onomástico